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Furia celtíbera

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  Año 180 a.C. Tiberio Sempronio Graco acaba de ser nombrado pretor de la Hispania Citerior. El gobernante romano viaja hasta Tarraco al frente de su ejército con una idea obsesiva: la conquista a sangre y fuego de la Celtiberia. Sabe que triunfar donde todos los demás han fracasado hasta el momento supondría el espaldarazo definitivo a su carrera política. Su ambición, sin embargo, no le impide reconocer sus limitaciones. La mayor y más preocupante, su inexperiencia en el mundo de la guerra. Por eso recurre a todo un experto en materia bélica: el centurión Máximo Vento. El suboficial romano ha pasado los últimos catorce años de su vida enrolado en las legiones que pelean contra las hordas celtíberas en un atolladero llamado Hispania. Conoce el terreno, las tácticas y la idiosincrasia de un pueblo orgulloso e indomable. Ascendido a legado de manera urgente, Graco intentará aprovechar sus conocimientos, su prestigio entre la tropa y su habilidad portentosa con las armas. Además, el

La Sombra del Rey de Jerusalén

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Balduino IV acaba de ser coronado rey de Jerusalén con apenas quince años, pero sufre claros síntomas de lepra. Sus tutores quieren protegerlo a toda costa de los peligros y los accidentes, pero él se empeña en recibir un adiestramiento en las armas, como cualquier cruzado cristiano. Tan peliagudo encargo recae en Amadís Pérez de Traba, un caballero de origen hispano de habilidad portentosa con la espada. Un hombre taciturno, zarandeado por su propia tragedia: perdió a su hijo pequeño, a causa –también– de la lepra; y a su esposa, porque se lanzó de la muralla al no poder soportar el percance. Todo ello lo llevó a ingresar en la Orden de San Lázaro, de la que es su gran maestre. Con la ayuda de Amadís, Balduino endurece su cuerpo y su espíritu. Renace como hombre y como soldado cuando muchos ya lo daban por muerto. Se empeña en reinar; y en defender su territorio de los ataques de un nuevo poder llamado Saladino. A pesar de que la enfermedad resulta implacable, Balduino librará grandes

Cruzados

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  Toledo, año 1096. Cuatro hombres y una mujer emprenden viaje con destino a la Primera Cruzada. Cada cual carga con sus propias circunstancias. A fray Genaro, líder de la expedición, el obispo le ha encomendado una tarea de suma importancia: traer reliquias de Tierra Santa. Lo que su ilustrísima no sospecha es que al maestro de novicios de San Servando piensa acompañarle Moraima, su amante. Una muchacha mudéjar cuyo único objetivo es escapar de la miseria.  Sobre Hervé, caballero misterioso y solitario, recae la tarea de proteger al grupo. Su habilidad con la espada resulta portentosa; sus pecados, sencillamente inconfesables. Hameth es el esclavo destinado a servirles a todos ellos. Su suerte no importa a nadie, aunque su pasado sarraceno despierta cierta desconfianza. Para Alonso de Liébana, el miembro más joven de la delegación toledana, la participación en la cruzada del Papa es un asunto de vida o muerte. Su padre y hermanos acaban de ser acusados del peor de los crímenes: ve

El último celtíbero

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  Calagurris. Año 72 a.C. Una fortaleza asediada por tropas pompeyanas. Una situación límite. Kalaitos, el último legado hispano del general Quinto Sertorio es enviado a la ciudad sitiada con el fin de dirigir su defensa. El oppidum a orillas del río Hiberus es un enclave de vital importancia para los intereses del militar rebelado contra Roma. Sin embargo, no es la falta de alimentos y hombres el único problema que afronta el joven legado. Pirreso, jefe de los guerreros celtíberos de la fortaleza, se niega a cederle el mando de las operaciones. Ultinos, caudillo indiscutible de Calagurris, duda y simplemente observa las violentas diferencias entre los dos líderes. Y mientras todos esperan una ayuda que no llega, un complot parece haberse puesto en marcha para hacer caer la fortaleza en manos del enemigo. Aunque todavía carece de las pruebas que lo demuestren, Kalaitos sospecha de Sorban, el extraño hijo de Ultinos, y de Kiara, la voluptuosa hechicera de la ciudad. Un mensajero tr

Hispania, el sueño de un rebelde

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  Hispania, año 76 a. C.  El general Quinto Sertorio se ha sublevado en Hispania contra el senado de Roma. Este, después de múltiples derrotas, decide enviar en ayuda de Cecilio Metelo, procónsul de la Hispania Ulterior, al laureado Cneo Pompeyo Magno para sofocar la rebelión. Kalaitos es un celtíbero enrolado en las legiones de Sertorio. Tras realizar una arriesgada misión de espionaje en la ciudad de Emporion ―reducto de las tropas senatoriales―, el joven soldado es hecho prisionero, aunque pronto logra escapar acompañado de Asiris, una princesa ibera también cautiva.  Sin embargo, el ansiado reencuentro con el general Perpenna, lugarteniente de Sertorio y encargado de impedir el cruce del río Hiberus a los ejércitos de Pompeyo, se convierte en una decepción: este se muestra remiso a enfrentarse en campo abierto al militar más laureado de mundo, y prefiere emprender un vergonzante repliegue hacia el sur siguiendo la costa del Mare Nostrum.  Consciente del peligro, Quinto Sertorio acu

El indiano de Turruncún

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  Préjano, La Rioja, verano de 1935. En esta villa a orillas del río Ruesca, el tonto del pueblo ha aparecido colgado de un árbol. Un suceso extraño en una localidad donde apenas pasa nada; tan solo lo que quiere o permite don Fausto Saldaña, el implacable cacique de la comarca. Una muerte demasiado absurda como para que la Guardia Civil no se ponga a hacer cábalas.  Las primeras pesquisas apuntan hacia Casa Arcalís, lugar de residencia de don Melitón Miñambres, un adinerado indiano recién instalado en la vecina aldea de Turruncún. Para el joven Valeriano Correa, ex seminarista y ahora flamante secretario de Casa Arcalís, la muerte del tonto Afranio es motivo de curiosidad y sorpresa. Como lo son también el resto de personajes que habitan con él en la mansión del indiano, especialmente la escultural Dulce María, sobrina mulata de don Melitón y objeto de deseo de casi todo el mundo. Y mientras el sargento Trujillo y el joven Correa llevan investigaciones peligrosamente paralelas y com

Contrebia Leucade

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  Año 79 a .C.  Un curioso mercader macedonio, por nombre Amintos llega a Contrebia Leucade acompañado por dos de sus criados. El rico comerciante busca alojamiento en la lujosa casa de Ambón el Herrero, jerarca principal de la urbe y padre del joven Kalaitos, cuya vida transcurre entre el tedio atosigante de la fragua y su abrasador deseo por Stena. Algunos días después llegan a La Ciudad Blanca inquietantes noticias de la aproximación de un gran ejército a cuya cabeza viene Sertorio. A nadie se le escapa que las intenciones del general romano sublevado son las de controlar a toda costa la fortaleza celtibérica y cerrar desde ahí el paso a los ejércitos de Pompeyo. Sin embargo, el Consejo Contrebiense, dominado –y manipulado- por el viejo líder Ambón se posiciona a favor del gobierno romano establecido, y en contra del rebelde Sertorio. Todo ello a pesar de la encarnizada oposición de Bilinos, el anciano druida de la ciudad. Cuando Sertorio llega y cerca la ciudad, el caudillo